viernes, 18 de febrero de 2011

Chispas

Mientras espero a que termine de jugar con sus amigos, enredo mis dedos en el cabello y me entretengo pensando en que el cielo hoy está especialmente centelleante. 
Un niño de pelo alborotado se pasea por delante, con cierto aire de frescura, mientras mira a la sonrisa traviesa que le persigue y grita:
- ¡Chispas!
Y de golpe me doy cuenta de que toda la inocencia y felicidad del mundo han ido a parar a esa palabra.
Pregunto a los ojos azules que estoy cuidando si tiene un boli y su compañero de aventuras, un moflete pecoso, corre a su mochila.
Y aquí me encuentro, escribiendo sobre el trozo de alguna circular del cole y comprendiendo que todos y cada uno de los niños de este patio tienen su propia chispa.
Quizás sea que hoy de postre han tenido natillas o que en el recreo han construido una cabaña en la pinada, el caso es que la chispa está ahí, dejándose ver a cada instante, reflejándose en las sonrisas aniñadas como si fuera la verdad más simple y absoluta jamás aceptada.
El patio comienza a vaciarse...miro al cielo y lo sigo viendo centelleante; miro a mis adentros y encuentro la chispa.
Y es que a veces, en los días soleados se nos olvida buscar el centelleo del cielo y otras veces, en nuestros corazones, se nos olvida encender la chispa.
Pondré un memorándum en mi agenda: reavivar mi chispa cada amanecer.
                                                    (Que no se os olvide reavivar la vuestra)
Te quiero enano.

imagen: maría souto