Un niño de pelo alborotado se pasea por delante, con cierto aire de frescura, mientras mira a la sonrisa traviesa que le persigue y grita:
- ¡Chispas!
Y de golpe me doy cuenta de que toda la inocencia y felicidad del mundo han ido a parar a esa palabra.
Pregunto a los ojos azules que estoy cuidando si tiene un boli y su compañero de aventuras, un moflete pecoso, corre a su mochila.
Y aquí me encuentro, escribiendo sobre el trozo de alguna circular del cole y comprendiendo que todos y cada uno de los niños de este patio tienen su propia chispa.
Quizás sea que hoy de postre han tenido natillas o que en el recreo han construido una cabaña en la pinada, el caso es que la chispa está ahí, dejándose ver a cada instante, reflejándose en las sonrisas aniñadas como si fuera la verdad más simple y absoluta jamás aceptada.
El patio comienza a vaciarse...miro al cielo y lo sigo viendo centelleante; miro a mis adentros y encuentro la chispa.
Y es que a veces, en los días soleados se nos olvida buscar el centelleo del cielo y otras veces, en nuestros corazones, se nos olvida encender la chispa.
Pondré un memorándum en mi agenda: reavivar mi chispa cada amanecer.
(Que no se os olvide reavivar la vuestra)
Te quiero enano.
imagen: maría souto
y que nunca falta esa inocencia en los ojos de los mayores
ResponderEliminarMi foto de cabecera, rescatada de algún lugar que por desgracia no recuerdo..jaja
ResponderEliminarel chico de tu foto me suena...:)
¡Que sepas que la chispa del niño de tu foto sigue encendida, y seguirá muchos años más!
ResponderEliminar:)
Me ha gustado mucho el texto...
ResponderEliminarCreo que yo también me apuntaré ese memorándum. :)
Muac!
que texto mas genial!:)
ResponderEliminaresta claro que todos tenemos nuestra propia chispa, y mas aún si cabe los niños!
muah
El chavalin de tu foto me recuerda a mi hermano pequeño (cuando era mas pequeño)
ResponderEliminarPasare mas por aqui :)
Tienes un premio en mi entrada. ^^
ResponderEliminarSigo recordándome por las mañanas tu memorándum, por cierto. :)